La costumbre, muy remota, de lucir anillos en los dedos de las manos puede tener significado diverso, que ha ido cambiando con el paso del tiempo: promesa o compromiso, como los intercambiados durante los esponsales (o entre novios); dignidad o casta, como los romanos y otros pueblos o algunos cargos; fidelidad contractual, como el anillo de boda; o puede lucirse simplemente como adorno.
Desde tiempos ancestrales se sabe que se regalaban anillos de compromiso, sin embargo es en el Siglo XV cuando se extiende la costumbre de engastar diamantes en ellos, siendo esta gema el motivo protagonista. Esta moda fue perdiendo adeptos a lo largo del siglo XIX, hasta que a comienzos del Siglo XX el Art Nouveau y la producción diamantífera de Sudáfrica, supusieron el relanzamiento definitivo del diamante como elemento por excelencia del anillo de compromiso.
Cuando a alguien se le ocurre la feliz idea de obsequiar a su amada con un diamante, son muchas las dudas que le asaltan sobre ello. Desde decidir qué tipo de pieza recibirá la gema, el tamaño y calidad de esta, hasta determinar cuanto debe invertir en la elección. Si, hemos dicho invertir intencionadamente, ya que la adquisición de un diamante es siempre una inversión de futuro. Los diamantes pasan de padres a hijos.
Pues bien, el presente apartado de nuestra Web, tiene por objeto orientarle en todas estas dudas y hacerle conocer en forma sencilla que elegir un diamante es mucho más facil de lo que en principio se piensa. En este sentido, como ya se ha indicado en otros lugares, siempre tendrá el consejo de su joyero, deseoso de ayudarle a realizar una buena adquisición.
En un anillo compromiso, y en general en cualquier pieza que incorpore diamantes, el componente más valioso será normalmente esta gema, y ello determinará de manera decisiva su coste y valor. Es necesario, entonces, que cuando se elija una joya de esta naturaleza, se haga el máximo esfuerzo por el tamaño y calidad de la piedra. Siempre resultará más espectacular y adecuado montar un buen diamante en un soporte más sencillo que a la inversa. Por otra parte conviene tener presente que es muy frecuente que un buen diamante se cambie de montura, ya sea para modificar o modernizar la pieza, por lo que si con el paso del tiempo decide que su piedra merece ser engastada en otro soporte, puede hacerlo con poco presupuesto, careciendo de sentido lo contrario.
Pues bien, el presente apartado de nuestra Web, tiene por objeto orientarle en todas estas dudas y hacerle conocer en forma sencilla que elegir un diamante es mucho más facil de lo que en principio se piensa. En este sentido, como ya se ha indicado en otros lugares, siempre tendrá el consejo de su joyero, deseoso de ayudarle a realizar una buena adquisición.
¿Cuanto se debe, entonces, invertir en un diamante?. Realmente podríamos plantearnos la pregunta como ¿cuanto vale el amor de su pareja?. Seguramente que la respuesta es “incalculable”, pero como hay que ser prácticos y hemos prometido orientar en este sentido, se suele considerar como una cifra razonable para un anillo de compromiso el equivalente del sueldo de dos meses o una paga extra. Aunque naturalmente dependerá del deseo en cada caso particular, un buen planteamiento es adquirir la mejor piedra que pueda. Como sucede con algunas otras cosas, en poco tiempo se habrá olvidado el esfuerzo y se apreciará más la adquisición.
No dude de que cualquiera que sea la cifra a la que haya llegado, siempre habrá una pieza adecuada a su presupuesto, consulte con su joyero para encontrarla. ¡No se arrependirá nunca!. Y recuerde que, como reza la famosa campaña publicitaria, “Un diamante es para siempre”, como deseamos que lo sea la relación o vínculo que simboliza.