Aunque la producción mundial de diamantes es ciertamente escasa, de cuando en cuando aparecen algunas piedras de tamaño y coloración excepcionales que, dentro o fuera del circuito habitual de comercalización, llegan a alcanzar elevados valores. De algunas de estas piezas se ha constatado su existencia y se ignora su paradero, de otras solo se tiene referencia de ellas y algunas más, expuestas en museos públicos, pueden ser contempladas por el común de los mortales, a poco que se empeñen en ello.
Los más importantes coleccionistas de diamantes en el mundo han sido habitualmente las Casas Reales, sin duda por su hegemonía política y capacidad económica. Así en el siglo XIX el más destacado de todos ellos fue la reina Victoria de Inglaterra, que invirtió una gran fortuna en su inmensa colección, que aún hoy es la más importante del mundo.
Hay que señalar, antes de seguir, que los datos sobre estas piezas son a veces confusos y contradictorios, incluso en algunas de ellas hay una buena dosis de mitos y leyendas que los envuelven en el misterio.
El Cullinan o Estrella del Sur, descubierto en 1905 de los yacimientos Premier, de África del Sur, fue regalado a Eduardo VII de Inglaterra por el gobierno de Transvaal. Tenía un peso bruto de 3.016 quilates siendo a su vez parte de una pieza octaédrica de un tamaño cuatro veces mayor. Tras su tallado, realizado por J. Asscher, se obtuvieron 105 gemas con un peso neto total de 1.063 quilates, entre las que destacan las piezas conocidas como El Gran Estrella de Africa y El Estrella Menor de Africa, con 516 y 304 quilates, siendo los mayores diamantes tallados existentes. Ambos son propiedad de la Corona Británica.
El Centenario. De reciente aparición, en la mina Premier (Sudáfrica) en 1986, con un peso bruto de casi 600 quilates. Fué tallado en 147 facetas por el maestro Tolkowsky y un especializado equipo, que emplearon en esta labor tres años, exponiéndose al público en 1991. Pasa por ser el diamante más moderno y perfecto y es el tercero del mundo en tamaño, con un peso de casi 274 quilates, siendo actualmente propiedad de la Corona Británica. Fig. 1.
El Orlov, piedra de un tamaño de unos 300 quilates en bruto y de 194 quilates de peso tallado, propiedad del zar de Rusia y actualmente propiedad del Tesoro de Diamantes de Moscú. Fue confundido en tiempos pasados con “el Gran Mongol y se dice que procede del templo indio de Sri Rangen del que fue sustraido por un soldado francés.
El Regente, o Pitt, descubierto en 1701, con un peso de 410 quilates en bruto, fue propiedad del primer ministro inglés Sr Willian Pitt, del que toma su nombre original, quien lo hizo tallar quedando con un peso de unos 140 quilates. Posteriormente fue vendido al duque de Orleans, regente de Francia durante la infancia de Luis XV, que lo lució en su coronación, de donde procede su nombre más conocido. Más tarde perteneció a Napoleón que lo lució en su espada y actualmente se expone en el museo de El Louvre. Fig. 2.
El Koh-i-Noor o “Montaña de luz”, hallado en 1304 en en las Indias orientales (Golconda), con casi 189 quilates y forma oval. Se dice que era uno de los ojos del pavo del famoso trono de Shah Jehan que representaba este ave, regalado en 1850 por la East Indian Company a la reina Victoria, forma parte de las joyas de la Corona Británica y pesa más
de 105 Q. Algunos expertos consideran a esta pieza una parte del conocido Gran Mogul, lo que da idea de la incertidumbre existente acerca de ciertos diamantes famosos.
El Ojo del Idolo, pieza con forma de pera y un tamaño de 70 quilates ya tallado, del que se dice haber estado originariamente engastado en el ojo del ídolo, del que fue sustraído. La leyenda dice que el Jeque de Cachemira rescató con él a su hija Rasheetaj del Sultán de Turquía.
El Taylor-Burton, pieza de un tamaño de más de 69 quilates y forma de pera. Fue vendida en pública subasta en el año 1969 a la firma Cartier de Nueva York. Aunque la subasta indicaba que recibiría el nombre de su comprador, en realidad toma el nombre del segundo, los actores de cine Richard Burton y Elizabeth Taylor. En 1978 fue vendido por la Sra. Taylor con fines benéficos y parece que actualmente se halla en Arabia Saudi. Fig. 3.
El Sancy, diamante con talla en forma de pera y un peso de 55 quilates. Fue propiedad del Duque de Borgoña y por él extraviado en el curso de una batalla en 1477. Posteriormente fue propiedad de Sancy, embajador francés en Turquía, de quien tomó su nombre, y lucido en préstamo por Enrique III y Enrique IV de Francia, siendo más tarde vendido a la Corona Inglesa, perdiéndose su rastro durante la Revolución francesa. Fig 4.
Otros diamantes no tan conocidos pero no menos importantes, la mayoría de ellos procedentes de los yacimientos de África del sur, entre los que cabe destacar: El Excelsior, con un peso de 971 quilates y un tamaño de unos 8 cm de largo; El Gran Mogul, de 793 quilates de peso bruto que formaba parte del tesoro del Sha de Persia, actualmente ha sido fraccionado y el paradero de sus gemas es desconocido; El Jonker, descubierto en un depósito aluvial en las proximidades del yacimiento Premier, es el más puro de los diamantes conocidos, con un peso de 726 quilates antes de tallar, proporcionó 12 gemas de entre 125 y 5 quilates; El Jubileo, con 634 quilates de peso bruto; El Lesohtho, de Africa del Sur, con un peso bruto de más de 601 quilates y El Imperial, con un peso de 428 y 228 quilates antes y despues de su tallado. El Vargas, hallado en Brasil en 1938 con un peso de 726 quilates en bruto, obteniéndose de su talla, en 1945, 29 hermosas piezas con un total de 411 quilates
Entre los diamantes de color, muy apreciados en todas las épocas, hay también algunas piezas famosas, entre las que es justo citar las siguientes:
El Hope, extraordinaria pieza de color azulado y 45 quilates de peso. Propiedad de Luis XIV, fue sustraido durante la Revolución Francesa, apareciendo en Londres en 1830 y adquirido por Henry Philip Hope, quien le dio su actual nombre y se encuentra actualmente en el Smithsonian Institute de Washington. Este diamante fue muy famoso al atribuirsele un maleficio para su propietario. Fig. 5.
El Hortensia, es una original piedra de un tamaño de 20 quilates y color beige. Aunque fue adquirido por Luis XIV y ha formado parte siempre de las Joyas de la Corona francesa, tomó el nombre de su célebre habitual usuaria, Hortense de Beauharnais, Reina de Holanda, e hija de Josefina Bonaparte. Hoy se encuentra entre los diamantes del Louvre. Fig. 6.
También son muy célebres otros diamantes de color como El Tiffany, de color amarillo naranja y un peso de 125 quilates, o El Dresde, de color verde y 40 quilates de peso, o el Cruz Roja, de talla cuadrada y color amarillo.