Desde hace ya mucho tiempo se ha buscado un metal precioso de color blanco brillante que permita realizar combinaciones con otros metales y piedras preciosas, tanto por la gama cromática obtenida como porque los destellos de la gema al reflejarse en la superficie brillante del metal este los magnifica incrementando el tamaño aparente de aquella. Esta es la razón de que las grandes joyas de valiosos brillantes se suelen montar sobre metal blanco.
Para tal objeto el metal por excelencia es el platino, pero su elevado precio, relativa escasez y dificultad de manufactura ha hecho que se buscaran otras alternativas. Se han realizado numerosos intentos desde hace años utilizando aleaciones de oro con cinc y níquel, plata o platino, en proporciones tales que aquel pierda su característico color amarillo a favor de un blanco, cuyo aspecto depende de la proporción de cada uno.
La industria de metales preciosos de los últimos tiempos, sin embargo, produce una aleación comercializada como oro blanco, cuyos componentes son oro amarillo y alguno de los del grupo platinoide (platino, paladio, rutecio, rodio, osmio e iridio), normalmente paladio. Los componentes y proporciones exactas de la aleación suelen ser guardadas con gran celo profesional por cada productor. En realidad no ha sido el hombre el inventor de esta aleación que, con el nombre de porpezita, se encuentra espontáneamente en la naturaleza.
El paladio es un metal blanco plateado, muy dúctil y maleable, resistente a la corrosión, más duro y ligero que el oro (4,8 y 12,02 frente a 2,5 y 19,3), de aspecto y dureza muy similar al platino pero con un punto de fusión más bajo (1.554 ºC, frente a 1.772 ºC) y mucho más fácil de trabajar. A la aleación con oro le confiere la dureza de la que este carece, lo que lo hace más idóneo para engastes, reduciéndose considerablemente su punto de fusión.
El oro blanco habitualmente utilizado muestra con el uso una cierta tendencia a amarillear que lo desvirtúa. Para evitarlo se suelen cubrir las piezas de este metal con una capa de rodio depositado electrolíticamente (rodiado), lo que le da un color más blanco, brillante y duradero.
El rodio es otro metal del grupo platinoide, de color blanco plateado brillante, algo más blando que el paladio y el platino (4), muy estable y difícil de fundir (1.966 ºC). No se suele utilizar solo, sino en aleaciones con otros metales, o depositado sobre ellos para crear superficies de espejo extremadamente brillantes (como reflectores de alta calidad resistentes a altas temperaturas).
Así pues, el oro blanco no es un nuevo metal, sino una aleación de metales preciosos, de color blanco brillante y con la suficiente dureza y facilidad de trabajo para que sea profusamente utilizado en joyería en lugar del platino, sobre todo en el actual estado del arte, tanto para engastar gemas como para combinar con oro de otros colores y crear alegres y vistosas combinaciones cromáticas.