Zircón

Este mineral, ya conocido desde antiguo pero hasta pocos años atrás no se utilizó como gema, al descubrir su cambio de coloración bajo tratamiento térmico. Su estructura cristalina contiene pequeñas proporciones de elementos radioactivos como el uranio o el torio y algunas tierras raras, que con la emisión de partículas ionizantes van modificando muy lentamente aquella hasta destruirla y volverla amorfa. Según la degradación sufrida por su red cristalina se clasifican en zircones de tipo alto y de tipo bajo (muy alterados), siendo modificable esta circunstancia por el calor.

Sus constantes muestran gran brillo (ind. de refracción) y fuego (dispersión), por lo que se ha utilizado como imitación de diamante (diamante matura), aunque la birrefringencia le delate de inmediato.

Entre las variedades más comunes tenemos el jacinto, de colores amarillo a amarillo pardo; la estarlita, de un color azul obtenido por procedimientos térmicos; el jargoon, con colores del amarillo intenso a incoloro.

Los principales yacimientos, casi siempre alubiales o placeres se encuentran en Indonesia, Sri Lanka, Australia, Birmania, Camboya, Tahilandia, Francia, Noruega, Brasil, Madagascar, Tanzania y Nigeria

El zircón no tiene gran importancia económica por lo que no ha sido codiciado hasta el punto de ser imitado, pero puede ser confundido con el diamante, con demantoide, la hesonita, la turmalina, el crisoberilo, el topacio, el aguamarina, el zafiro o lavesubianita. La variedad azul, sin embargo, sí ha sido imitada por la espinela sintética de igual color. El zircón obtenido sintéticamente no tiene otro interés que el puramente científico.