Este breve apartado está dedicado, a pesar de su nombre, a las piedras sintéticas, a las de imitación y a las compuestas; su objetivo se considera cubierto si logramos establecer claramente la diferencia entre unas de otras. La producción de cualquiera de ellas es una actividad perfectamente lícita, siempre que se diga explícitamente de qué se trata y no se haga pasar fraudulentamente una por otra.
Así pues, se consideran piedras sintéticas (o síntesis) a las producidas por la mano del hombre por procedimientos artificiales cuya estructura interna, composición y propiedades físicas son idénticas a las naturales; imitaciones son aquellas producidas y/o utilizadas con la clara idea de emular las cualidades de otra de mucho mayor valor pero su composición nada tiene que ver con la imitada; por último, las piedras compuestas, como su nombre indica, son asociaciones de dos o más piedras diferentes para lograr algún efecto o simplemente mejorar el aspecto de alguna de ellas.
Desde hace ya mucho tiempo el hombre ha intentado recrear piedras preciosas de modo artificial, aunque los primeros trabajos serios fueron realizados a finales del siglo XIX por A. Verneuil, diseñandose a lo largo del siglo XX numerosas técnicas para obtenerlas. Hoy día puede decirse que es posible sintetizar la casi totalidad de las piedras preciosas, al margen del interés comercial que ello genere.
Los procedimientos utilizados son diversos, pero podemos agruparlos en tres básicos: métodos de fusión, en los que los componentes se funden en determinadas condiciones para obtener el cristal; síntesis hidrotermal, en los que las gemas se obtienen por precipitación cristalina de una solución saturada en ciertas condiciones y métodos de presión-temperatura, en los que la síntesis se logra utilizando elevados valores de presión y temperatura, como el caso del diamante. Los métodos concretos (Verneuil, Bridgman, mezcla fundida o “flux”, Czoachralski, “Skull-melting” o “de la calavera”, etc.) sobrepasan el objeto de este trabajo.
Hay que señalar que se han obtenido por procedimientos artificiales cristales que no reproducen la composición química de otro de la naturaleza, por lo tanto no pueden llamarse gemas sintéticas, aunque reunan propiedades de gema. Es decir, se trata de gemas artificiales que cuando se pretenden utilizar en sustitución de otras deben ser tratadas simplemente como imitaciones. Las más conocidas por haberse utilizado como imitaciones del diamante se indican a continuación.
El titanato de estroncio, o “fabulita”, aparecido en 1953, con un índice de refracción próximo al diamante aunque bastante menos duro que este; el YAG, o “diamonair”, un óxido de aluminio e itrio, conocido como “granate aluminato de itrio”, impropiamente ya que no tiene Si en su composición como el granate; el GGG, (granate de galio gandolinio) o el niobato de litio también utilizado para imitar al diamante, pero es birrefringente y mucho más blando que este; el zirconio cúbico, o “zirconita”, un óxido de zirconio e itrio, que dió mucho que hablar por sus cualidades imitadoras del diamante, del que se distingue muy bien por su diferente conductividad.
Recientemente, en 1998, aparece en el mercado, de la mano de Charles & Colvard, la moissanita, un carburo de silicio que existe en la corteza terrestre en cantidades ínfimas (meteoritos y pequeños depósitos), descubierta en 1893 por el premio Nobel Henry Moissan, al que debe su nombre. Tiene una dureza superior a la del corindón con algunas características físicas que igualan o superan las del diamante, del que no se distingue con el test de la conductividad, resiste mejor que aquel las altas temperaturas y es unas diez veces mas barata. Sus productores insisten que no es imitación del diamante sino una gema valiosa por si misma y, dada su composición, tampoco es diamante sintético.
Una piedra sintetizada con bastante frecuencia es la espinela, más con el fin de imitar a otras de mayor valor que por si misma. Pero las fabricadas con igual composición química que la natural (obtenidas por el método de fusión a la llama) son demasiado frágiles, por lo que se suele aumentar la proporción de óxido de aluminio en detrimento del óxido de magnesio, dando como resultado una notable alteración de sus constantes y con ello una fácil identificación. Se ha utilizado la espinela sintética transparente (no existente en la naturaleza) como imitación del diamante en el pasado, la verde como esmeralda, la azul claro como aguamarina, la azul oscuro como zafiro y la amarilla como zafiro de igual color. Debido a la alteración de su composición no hay espinelas sintéticas de apreciable tamaño en color rojo.
GEMA | BELLEZA | DURABILIDAD | Densidad | |||
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BRILLO Índ. refrac. | FUEGO Dispersión | LUSTRE | DUREZA | RESISTENCIA | ||
Moissanita | 2,65-2,69 | 0,104 | 20,4% | 9,25 | Excelente | 3,21 |
Diamante | 2,42 | 0,044 | 17,2% | 10 | Excelente* | 3,52 |
Rubí-Zafiro | 1,77 | 0,018 | 7,4% | 9 | Excelente | 4,00 |
Esmeralda | 1,48 | 0,014 | 4,8% | 7,5 | Buena a pobre | 2,72 |
*Buena en dirección de exfoliación
Fuente: www.moissanite.com
Sin embargo, las gemas de imitación se basan en materiales baratos, particularmente el vidrio, coloreados según la gema a imitar, técnicas ya utilizadas por los egipcios. Es conocido desde el siglo XVIII un tipo de vidrio denominado “strass”, en honor a su creador, ampliamente utilizado para imitaciones. En imitaciones de bisutería barata se suele emplear otro vidrio, conocido como “flint”, al que se añade óxido de plomo para mejorar su brillo y dispersión, junto con los colorantes adecuados. Otros materiales plásticos (celuloide, resinas, acrílicos) son utilizados para imitaciones, sobre todo de gemas de tipo orgánico o agregados como marfil, coral, lapislázuli o turquesa. Las constantes físicas de cualquiera de estos materiales, excepto tal vez el color, son muy dispares con las gemas imitadas, por lo que no son de difícil detección.
Otra técnica para emular la belleza de las piedras preciosas de más valor y aprecio son laspiezas compuestas, en las que pueden utilizarse dos piezas unidas, normalmente al nivel del filetin, para aumentar el tamaño aparente de la piedra o mejorar su aspecto, que cuando son del mismo material se llama doblete auténtico y cuando una de ellas es vidrio u otro material se llama doblete falso. A veces se unen ambas piezas con un cemento colorante para mejorar el color del resultado, llamándose a esta composición triplete. Con la pieza montada puede ser difícil descubrir la imitación, pero mirando la piedra de perfil sumergida en agua resulta evidente.