El platino, metal noble y precioso por excelencia en nuestro tiempo, no fue siempre considerado de igual forma…
Así es, en efecto, si bien los orígenes del platino con fines decorativos se remontan a las civilizaciones precolombinas, cuando los conquistadores españoles buscaban afanosamente oro en tierras del Nuevo mundo, un metal desconocido para ellos, parecido a la plata pero mucho más pesado, más difícil de manejar y “de menos valor” que aquella entorpecía la obtención del metal amarillo y lo llamaron despectivamente “platina”, es decir, “plata menor”. Tal era el desprecio de aquellos españoles por este metal que estaban dispuestos a abandonar la explotación de las minas de oro si se encontraban demasiado “infestadas” por la “platina”.
Es a mediados del siglo XVIII cuando arranca la era moderna de este preciado metal, cuyas primeras partidas llegaban de contrabando vía Jamaica, apareciendo las exquisitas creaciones de los joyeros europeos durante la época Eduardiana en Inglaterra y el Art Déco en Francia. A partir de entonces el platino, aunque tardíamente redescubierto, ha sido situado en la categoría que le corresponde: el más escaso, puro, inalterable, exclusivo y precioso de los metales nobles.
Desde entonces el platino siempre ha estado presente en joyería, aunque cada día más disputado con otras ramas de la Industria (eléctrica, química, médica, fotográfica, etc., donde encuentra grandes y notables aplicaciones), con excepción del periodo correspondiente a la Segunda Guerra Mundial, en que desapareció requisado por la industria militar.
Las extraordinarias características físicas del platino hacen de él, una vez más, un material único: Su punto de fusión es de 1.770 ºC, frente a 1.063 del oro, o 961 de la plata, siendo este uno de los principales inconvenientes para su utilización masiva en joyería, al exigir un alto nivel tecnológico en todas sus fases de manipulación. Sin embargo, es precisamente esta propiedad, junto con su dureza, resistencia a la oxidación, su ductilidad y estructura, lo que le hace particularmente apreciado en joyería, lo que compensa con creces su laborioso tratamiento.
El platino es un metal notablemente más pesado que el oro o la plata. Su peso específico (31,45 gr/cm3) es tres veces superior al de aquella (10,5 gr/cm3) y vez y media el del oro (19,3 gr/cm3).
Debido a sus especiales características, el platino se utiliza en joyería prácticamente puro, con una ley de 950 milésimas, muy superior a la del oro que, para proporcionarle la dureza necesaria, tradicionalmente es de 750 milésimas (18 K)
La producción mundial de platino es de poco más de 100 Tm. anuales (de oro se producen 1.600 Tm.), siendo su mayor productor la República Sudafricana. Es necesario triturar 10 Tm. de roca para obtener una sola onza de platino, utilizando para ello la más alta tecnología. Pese a todo, su precio no sigue tal proporción siendo asequible y su utilización muestra una clara tendencia al alza.
Luminosidad, dureza y ductilidad, hacen del platino el metal ideal para el engastado de piedras preciosas. En efecto, por un lado es el soporte ideal para realzar los destellos naturales del diamante, al verse reflejados en su luminosa y pulida superficie de color blanco natural y permanente; por otro, su inalterabilidad y rigidez mecánica son la mejor garantía del engarce y seguridad de la piedra.
Otra cualidad del platino es su condición de antialérgico, de modo que aún no se han descrito reacciones alérgicas de ningún tipo a este metal, razón por la cual es también profusamente utilizado en medicina.
La delicada y depurada perfección técnica del platino, junto con su rareza lo convierten en un metal realmente moderno que permite un sinfín de acabados y posibilidades creativas, muy indicado para simbolizar lazos de amor y compromiso imperecederos, siendo precisamente las alianzas y sortijas de compromiso las que han marcado el claro retorno de este metal a la joyería.
Las cualidades ya descritas del platino permiten realizar unos diseños inalcanzables en plata o en oro, utilizándose solo o con este último lo que permite realizar unas combinaciones cromáticas de gran belleza.
En la última década de este siglo el platino ha registrado una espectacular demanda debido, sin duda, a una evolución en el gusto del consumidor que denota mayor grado de madurez y exigencia, de modo que los joyeros más prestigiosos del mundo utilizan el platino como elemento característico y fundamental en sus colecciones.